Una sola mirada (parte 2)

Estoy aquí, sola en este pasillo rodeada de gente, me veo pequeña alrededor de tanta gente y después de que se haya ido Adler. Esa mirada con la que me miró mientras que se iba me ha dejado totalmente confundida, ahora ya no sé si ha sido buena o mala, aunque creo que ha sido mala pero en este momento estoy muy confusa.
-Evolet.¿te llamas así verdad?¿qué te ha dicho mi amigo?
-Ah, hola. Lo siento no te había visto. Estaba pensando y no te ví.
-Por cierto soy Claire, encantada de conocerte.
-Encantada soy Evolet. Tu amigo...no me había dicho nada
-No mientas, sé que sí. Porque el año pasado hubo una chica nueva llamada Marie y siempre estaba igual diciendole estupideces.
-Ah, no lo sabía y...¿qué fué de ella?
-Se cambió de insti, creo que fué porque no aguantaba la presión de que estuviese diciendole estupideces todo el día.
-¿en serio?
-sí, de verdad.
Está tocando el timbre y todavía estoy más confusa que antes, no sé si es por aquella chica llamada Marie o por Adler. Tengo miedo de que me ocurra lo mismo que a Marie.
-Bueno me voy a clase Evolet, espero coincidir más a menudo.
-Igualmente.

Ahora tengo clase de física y química, está la clase abierta pero no sé si entrar, no hay ningún profesor. ¿Me habré equivocado?
-Hola Evol.
-¿Otra vez tú? no puede ser
-Sí, otra vez yo pero podías ser más amable ¿no, Evol?
-Me llamo Evolet
-Oye mira, yo no quiero problemas ¿lo sabes? Evol
-No lo creo.
-Yo sí lo creo.
-¿qué pasa aquí? dice el profesor que llega con una montaña de libros sobre sus brazos.
-nada. Dice Adler.
La clase transcurre bien sin ningún problema ya es la hora de educación física.
Ya estoy en el patio y hay como unas quince personas más entre ella está Adler.
-Escuchadme chicos, esta va a ser vuestra primera clase de educación física.
-Señorita Evolet ¿puede ir al pabellón y coger los balones que hay en el armario de color negro?
-Por supuesto.
Camino y llego al pabellón, veo muchos muebles pero hay tres de color negro.
Mientras busco los balones escucho de caerse algo detrás de mí.
Me giro y veo a Adler.
¿Me vas a dejar alguna vez en la vida o no? le pregunto.
Me ha mandado el profesor, la culpa la tiene él. Mientras que encoge los brazos.
-claro.
-Te ayudo a buscarlo.Se acerca a mí, está a menos de treinta centímetros pero yo sigo buscando los balones.
Sé que me está mirando pero yo no le devuelvo la mirada, vuelvo la cara para decirle que no los encuentro pero cuando voy a girarme para mirarlo, me coge de la muñeca.
-Suéltame Adler.
-No puedo parar de mirarte
Le miro a los ojos, intento apartar la mirada pero no puedo. Estamos los dos mirándonos uno enfrente del otro, pero no podemos apartar la mirada.
Se acerca más a mí y ahora estamos muy cerca el uno del otro e intenta besarme.
-Por favor para Adler.
Se detiene.
-Lo siento Evol.
Salgo del pabellón y camino hacia el resto de los demás alumnos.
-No los he encontrado profesor, lo siento.
-No pasa nada señorita Evolet.
-¿dónde está su compañero Adler?
-Estoy aquí profesor. Le dice él con los balones en la mano.
Adler me mira muy fijamente a los ojos pero sus ojos están muy tristes desde que ha salido de ese pabellón. Siento como si me hubiese roto el corazón ,porque ahora me duele muchísimo en el centro del pecho.

Veo que Claire se acerca a mí.
-Hola Evolet.¿Estás triste?
-Hola. No, solo estoy cansada.
-¿de verdad?
-si, claro.
-Esta noche voy a celebrar mi cumple en mi casa ¿te apuntas?
-Creo que me voy a quedar en casa haciendo los deberes.
-Anda ya, vente y conocerás a más gente. Mis padres no están en casa.
-Eh...de acuerdo, iré.
-Perfecto, luego te envío un mensaje para concretar hora y la dirección de mi casa.

Se me está haciendo muy largo el día pero ya ha sonado el timbre, ya es la hora de irse a casa.
-¿Qué tal el día hija? me dice mi padre que ha venido a recogerme
-Bien papá.
-¿has hecho nuevos amigos?
-Venga ya, papá. Ya soy muy mayorcita para que me preguntes ¿no?
-Pues no, siempre vas a ser mi niña. 
-jajaja. Me rio con sarcasmo y creo que el lo entiende y se pone serio. 

Llego a casa y como hamburguesa con patatas todo lo más rápido que pueda y subo arriba para prepararme.
Subo a mi habitación y abro la puerta del armario.
-¿qué me pongo? digo en voz alta.
Cojo un vestido negro pero no muy corto ni tampoco tan largo, normal y unos tacones negros de aguja pero no muy altos.
No me maquillo mucho, solo me echo brillo transparente en los labios, un poco de rimmel y colorete. Todo esto sin que se note mucho, quiero ir natural. Nunca me ha gustado ir muy maquillada. Me recojo el pelo con un moño con mechones despeinados.

-Evolet, baja ya. ¿Qué estás haciendo?
-Voy mamá.
-Evolet. Vuelve a repetir mi madre.
-Que ya voy mamá.
-Evolet eh...estás guapísima.
-Muchas gracias mamá.
-¿pero dónde vas así tan arreglada?
-A un cumpleaños, al cumpleaños de una amiga del instituto.
-Ah vale. Que te diviertas pero llámame, por favor.
-ya, mamá.

Ya he bajado las escaleras y estoy saliendo de casa. La casa de Claire está un poco lejos, está a siete manzanas de aquí.
Mientras voy caminando ya va oscureciendo y voy diciendo a mi cabeza ojalá hubiese sido la fiesta antes, porque es muy tarde.
Ya queda menos, ya veo la casa. Toco al timbre ¿quién me abrirá?
Se abre la puerta y a través de ella está Adler.
-Veo que estás guapa.
-Y yo veo que has venido a la fiesta. Le digo.
-Pues entonces vemos los dos lo mismo, porque hemos venido los dos a la fiesta de cumpleaños de Claire.
-déjame pasar.
-¿y si no qué?
-que me dejes
-vale Evol.

Todo esto parece increíble, por fin me ha dejado pasar pero después de intentar besarme hoy mismo, esto es de locos.
Ya estoy dentro de la casa pero hay mucha gente, va a ser difícil encontrar a Claire. Sigo caminando, ahora ya si la veo.
-Hola, Claire.
-Hola, Evolet. ¿Qué tal?
-Bien, veo que ha venido mucha gente a tu fiesta de cumpleaños.
-Me alegro de que estés bien y... sí ha venido mucha gente y aún falta.
-¿Más gente tiene que venir?
-Eh... mucha más. Mira de verdad, siento haberte decepcionado porque seguramente tú creías que iba a venir mucha menos gente de la que hay aquí, sin contar la que queda por llegar más tarde.
-No te disculpes, no pasa nada. Pero... ¿tus padres lo saben?
-obviamente no.
-Eh...vale. ¿no se enfadaran contigo si ven todo esto?
-Y ¿quién dijo que se van a enterar?
-Ya.
-Bueno Evolet, voy a seguir recibiendo a gente.

Estoy totalmente desorientada, ahora mismo no tengo a nadie con quién hablar. Ojalá nunca hubiese venido a esta fiesta.
-Hola Evol.
-Mira no quiero discusiones ¿me dejas tranquila un rato?
-¿qué te pasa?
-a caso¿tu te preocupas por alguien?
-Eh...pues sí.
-Si no te importa decirmelo ¿por quién?
-Dime tu antes por qué quieres que te deje tranquila.
-Eh...haber pues mira, por ejemplo estoy muy confundida con el beso de esta mañana.
-¿Qué beso?
-En fin...¿en serio no te acuerdas del beso?
-Pues no porque no te he dado ninguno.
-Pero lo has intentado.
-Eso es otra cosa.
-Es lo mismo.
-¿y qué?
-Como que ¿qué? ¿a qué vino eso? primero hablas de mí delante de toda la clase y luego ¿un beso?
-Si.
-Sé todo lo de Marie.
-¿Quién te lo ha contado?
-Claire.
-Maldita Claire.
-¡Claire!
-No la llames.
-¡Claire!
-Que te he dicho que no la llames Adler.
-Dime por quién te preocupas, te toca.
-Por tí.
-¿por mí?

No me da tiempo ni de decírselo porque se ha ido. ¿Se preocupa por mí? si a penas me conoce.
-Evol, vámonos.
-¿A dónde? ¿qué es todo esto?
-Ven. Me coge de la muñeca.
-Mi madre entonces no sabrá donde estoy. Me quiero quedar aquí.
-Escuchame Evol, puedes hacer lo que te de la gana. Yo me voy.

Ya estamos fuera de la casa, él ha perdido todo el control en un momento. Yo le sigo porque se ha enfadado tanto que quiero saber por qué.
El se sube en el asiento del conductor de su coche y yo en el de copiloto.
-Explícame qué te pasa Adler.
-Callate un momento si puede ser por favor.

Conduce durante un rato y yo mientras estoy callada.Me está llamando mi madre pero le cuelgo unas cuatro veces.
El coche se detiene estamos en medio de un campo.
-Pues aquí estamos.
-¿Dónde?
-Para ver las estrellas.
-¿las estrellas?
-Sí.
Nos bajamos del coche y a unos metros el se tumba sobre el césped del campo, yo también me tumbo. Los dos estamos mirando las estrellas hay mucho silencio. Vuelvo la cara para mirarlo para ver si sigue mirando las estrellas y sigue. Antes de que me diese tiempo a volver a girar la cabeza para seguir mirando las estrellas él me mira. Los dos estamos como esta mañana mirándonos pero otra vez no podemos apartar la mirada.




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